Margarita Orfila, presidenta del Ateneu de Maó, comparte hoy sus impresiones tras visitar las Salinas de la Concepción y nos desvela la importancia de la cuidada restauración que se ha llevado a cabo, así como el significado que tiene para ella la posibilidad de salar los alimentos con Sal de Menorca.
Posiblemente me evoca primero el recuerdo de haber estado de estudiante muy cerca de aquí en la basílica paleocristiana que está al lado. Y en el que en algunas ocasiones nos acercábamos a ver estas Salinas.
Me evoca el cómo se ha podido recuperar algo que se iba degradando. Verlo tal como está ahora y verlo tan natural, y ver el trabajo que se ha hecho de arquitectura, en este sitio, en el que la recuperación no solo tiene que ver con recuperar unos espacios, y recuperar una manera de hacer, una manera de trabajar. Me parece maravilloso, espectacular y recuperar una actividad que siempre ha estado asociada al hombre.
Mientras no ha habido neveras, la sal ha sido la base de la vida. Ha sido la base de la conservación y se hacía tal como está ahora aquí. Yo lo he trabajado cuando era joven en mi tesis doctoral, que justo había unas Salinas en Mallorca, y esa manera de cómo se obtenía la sal, la explicación que nos ha dado Guillermo hoy, y ver que no ha cambiado nada, porque no hay necesidad de cambiar nada, porque la base ya está.
Me parece espléndido, muy bonito y la verdad enhorabuena, sobre todo, a los promotores que lo han hecho, y qué bonito será, en el futuro, poder salar nuestros alimentos con la Sal de aquí, Sal de Menorca, con esa Flor de Sal maravillosa. Estas recogidas diarias cuando las inclemencias del tiempo lo permiten. Que en Menorca por el sol y el viento son unos cuantos días.
Muy bonito, y sobre todo, dar la enhorabuena por esa recuperación.
Margarita Orfila
Presidente Ateneu de Maó